Relatos de Roberto Carrasco, guía ecuatoriano.

En el viaje camino a San Antonio de Ibarra disfrutamos de la agradable y nutrida conversación de Roberto, una sencilla orientación de la organización territorial de Ecuador era necesaria para entender, cuando se refería a una parroquia y veíamos un pueblo; pues sucede que las provincias (departamentos en Colombia) están formadas por cantones y estos por parroquias (municipios en Colombia), que a su vez la forman las comunidades o añejos. Luego íbamos por el cantón Cayambe (de la provincia Pichincha), dedicado al cultivo de flores, se observaban los canchones (invernaderos) a lo largo de la vía. La parroquia Calderón, nos comentaba Roberto, era famosa por sus figuras en mazapán y la celebración particular el día de los difuntos, 2 de noviembre, donde los pobladores (descendientes indígenas), en ese día llevan comida al cementerio para sus seres que han muerto, platos de cuy, gallina y preparan la colada de mora; se muele maíz negro y se le añade harina, laurel, azúcar, piña, babaco (una fruta), uvas y durazno. Una comida de los dioses.
Luego, observamos el Río Mindo, al otro lado el Rucu Pichincha (Volcán). Comentaba Roberto que allí, hay una laguna encantada dentro de la reserva Mindo, el cual es un bosque primario protegido por el estado. Pasando por el río Guayllabamba, nos hablo de Santo Domingo de los colorados, tierras muy fértiles, adquiridas por colombianos, luego ahora era “Santo Domingo de los colombianos”.
Roberto continúa hablando ahora de las ruinas de Cochasquí, donde existen unas pirámides en tierra, cuya base esta formada por cráneos de los indios caranquis (caras) que fueron asesinados en guerras por territorio, entre culturas indígenas.
Pensando en el almuerzo, nos comenta que podemos adquirir por 8 o 10 dólares una fanesca, plato típico elaborado con granos (zapayo (ahuyama), chochos, mellocos, fríjol, arveja, garbanzo, habas), pescado (Bacalao) y papa.
Llegando a Cayambe nos habla de la Laguna Yaguarcocha (Quichua), “lago de sangre”, donde murieron 40.000 caranquis o caras masacrados por los incas y arrojados al lago, según la leyenda, esto provocó que sus aguas se volvieran rojas.

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