Ecuador, Volcanes y Cultura, aventura de fuego.

El viernes, 3 de abril, nos reunimos en el aeropuerto José María Córdoba, los caminantes viajeros; Nubia, Martha, Amparo, Liliana, Gloria Giraldo, Clara, Elkin, Lucho y yo. John Jairo viajaba el sábado. Salimos a mediodía y a eso de las 2 p.m estábamos en Quito.

Nuestra guía estrella, Amparo Álvarez, inició sus contactos e itinerarios. Nos dirigimos al Hotel y de ahí a La Mitad del mundo, esta 22 Km. al norte de Quito, cerca del pueblo de San Antonio. Hay exposiciones sobre etnografía y arqueo astronomía con explicaciones sobre la importancia de la ubicación geográfica de Ecuador.

Luego, en las horas de la noche a El Panecillo, cerro tutelar de Quito, allí se encuentra la virgen alada o virgen del panecillo, virgen apocalíptica, pues, Quito esta consagrado al corazón inmaculado de María desde 1992. Desde la cima se puede admirar la ciudad. (3.005 m.s.n.m). Ya era la hora de buscar la comida y nos encontramos en el Palacio Arzobispal con danzas folclóricas ecuatorianas para luego caminar hacia la ronda, donde disfrutamos de la variedad musical y gastrónomica, pues hay varios restaurantes y bares en casas con balcones en un callejón empedrado. La ronda abarca toda la calle García Moreno. La comida tradicional de Ecuador es variada y sabrosa, genial degustarla, humitas, empanadas de morocho, empanadas verdes, bolones, fanesca, guatitas, chanfainas, mellocos con habas, corvina, entre otros platos típicos. Un buen canelazo para el frío quiteño.

El sábado, en la mañana, caminamos por la antigua Quito, comenzando en La Basílica del Voto Nacional, al nordeste del casco antiguo, templo gótico cuya construcción se inició en 1926 y duro varias décadas, para su construcción se utilizo piedra pulida del volcán Pichincha, los vitrales de Cali, el piso de mármol de carrara, una capacidad de carga de 1200 a 1300 personas. La parte más alta de la basílica son las torres, a las que se puede ascender por varias escaleras y escalinatas, hasta la torre del reloj.

En la tarde continuaríamos la caminata urbana, era el momento del Teleférico que nos lleva de Quito hasta Cruz Loma (4.100m.s.n.m), desde donde se puede caminar hasta la cima del escarpado volcán Rucu Pichincha (4.680 m.s.n.m). Al Lado se ubica el guagua (joven, niño) Pichincha.

El almuerzo en el mercado central, una fantástica corvina. Luego, re iniciamos nuestro recorrido por el casco antiguo de Quito. Caminamos a la Plaza teatro, de ahí al Teatro sucre, cruzando la vía guayaquil por donde pasa el trole. Luego, la Plaza grande, de ahí a la plaza San Francisco para regresarnos por la Ronda para ir al Palacio Arzobispal a las 6 pm, donde había una presentación de danzas folclóricas del Ecuador, y nos encontraríamos con Clara, Gloria, Elkin y Liliana que se había ido en trole hasta el museo Guayasamín, antigua residencia del pintor Oswaldo Guayasamín (1919-1999), donde se expone la colección más completa de su obra, como las colecciones de cerámica, hueso y metal de la época precolombina. A las 8 p.m al teatro sucre a disfrutar por un dollar de un concierto de música sacra, gran sorpresa, Mauricio Vicencio, música sacra ancestral, el reencuentro con las raíces ancestrales y los aires musicales de los espíritus creadores de la naturaleza, el fuego, el aire, el agua y la tierra.

El día anterior, sábado, en el teleférico, Amparo contacto a Roberto Carrasco, nuestro guía para la ruta al altiplano, de Quito a San Antonio de Ibarra. Nos recogió en nuestro Hotel Garden Secret, en antepara con los ríos, tomamos la avenida 10 de agosto, pasando por la plaza San Blas, El Parque La Alameda, y observamos la vía a la mitad del mundo, nosotros tomamos la vía que lleva a Cayambe, La panamericana.

De camino a Cayambe, pasamos por Calderón; Guayllabamba y Oyacachi, conocido por las termales, donde John, Lucho y Amparo disfrutaron un agradable baño y el resto del grupo un delicioso chocolate con bolones servido por un paisano, de Bogotá. Antes habíamos estado degustando los bizcochos San Pedro, arepas de trigo, queso y dulces.

El pico nevado de Cayambe da paso a la ciudad, Cayambe, unos 64 Km. al norte de Quito. El Volcán Cayambe (5.790 m.s.n.m) es el tercer pico más alto de Ecuador y el punto más alto del mundo por el que pasa la línea ecuatorial. Ir viajando por la panamericana y de pronto descubrir un volcán o pico nevado, gracias a Roberto, era un placer único, una variedad de sensaciones y deseos. Luego, había que estar bien despiertos pues en cualquier momento en el paisaje aparecía un majestuoso pico de un volcán. El guía nos visualizó el Volcán Fuya Fuya (4.263 m.s.n.m), muy cerca al nevado Cotacachi. Saliendo de Quito a lado y lado de la panamericana, el Volcán Antisana (5.753 m.s.n.m) y el Atacazo (4.463 m.s.n.m) y muy cerca de la mitad del mundo el cráter del extinto volcán Pululahua.

Continuando a Otavalo, Provincia Imbabura, donde se realiza la feria del poncho, la tierra de los tejidos y artesanías indígenas, los cuales visten su atuendo tradicional. Los otavaleños son indígenas adinerados y con mayor éxito económico en Ecuador. En los alrededores de Otavalo, fue posible caminar a la cascada de Peguche, en una senda de 2 Km., sagrada para los lugareños, usada por los hombres para baños rituales de limpieza en la fiesta de san Juan. En la entrada al lugar, se lee “Faccha Llacta” en quichua, que significa “entra a mi mundo”.

Ya era la hora del almuerzo, íbamos por el cantón Cotacachi (tierra del sol), donde el alcalde es indígena, en su administración logro erradicar el analfabetismo, siendo declarado el mejor alcalde y recibiendo premio por la UNESCO en 2002. Allí no faltaron los platos típicos, como la sopa locro de cuero (crema con cuero de cerdo o chancho, como ellos lo llaman), el cuy. Además un plato que bien parecía una bandeja al estilo paisa; con maíz blanco, tajadas, papa amarilla, chorizo, trozos de chancho y huevo, LLAPINGACHOS IBARREÑOS, ¡exquisita!. Luego de compras, pues Cotacahi es conocida por sus trabajos en cuero.

Después de un largo y descansado viaje, llegamos a Ibarra, habiendo pasado por la laguna de Yaguarcocha “lago de sangre”. Ciudad conocida por sus tallas en madera. En la noche, llegábamos a Quito, habiendo tomado una vía perimetral que nos permitió conocer el barrio histórico de Guápulo.

El lunes, iniciamos nuestro viaje a la selva ecuatoriana, el oriente, rumbo a Misahualli. Después de una larga espera llegó Roberto Carrasco, nuestro guía. Definimos el itinerario, viajaríamos hasta Baeza, pasando por zona de páramo, de niebla y ascendiendo hasta el alto de la virgen (4.030 m.s.n.m), La virgen del Quinche, la virgen los mojados (ilegales). De Quito a Baeza, 94 Km. Salíamos de la provincia de Pichincha para entrar en la provincia de Napo, capital Tena.

Tumbaco, es la primera parroquia (municipio) que nos permite ingresar al oriente del país, de allí se bombea petróleo hasta Esmeralda, donde esta la refinería. La carretera es asfaltada, en los meses más lluviosos puede que las vías desaparezcan, la niebla es abundante, razón por la cual, ocurren varios accidentes. Existen criaderos de trucha, variada vegetación de páramo (3.600m.s.n.m), como la chilca, la cual después de moler, la fumaban como cigarrillo fuerte, de ahí el dicho en Ecuador; “me voy a fumar una chilca”, también es usada para los dolores de estomago, comenta Roberto. Llegando al alto de la virgen, se observan los frailejones (3.900 m.s.n.m).

Observamos a Coturpa (3.400 m.s.n.m), es una zona de mucha niebla, el suelo es rojizo y gris, comenzamos a descender, a lo lejos en medio de las formaciones serradas de las montañas se ve la laguna de Papallacta (tierra de la papa), la cual, comenta Roberto, ha sido impactada por vertido de petróleo. Vamos hacia Baeza por la garganta de la montaña, con un río al lado derecho, Guango y el añejo de Cuyuja (2.500 m.s.n.m). Parte de este territorio corresponde a la Reserva de la Biosfera SUMACO, el Cerro Negro o Yanayacu, Cerro Pan de Azúcar y el Volcán Sumaco (3.732 m.s.n.m).

En Baeza (1.910 m.s.n.m), almorzamos y partimos a la cordillera Guacamayos (2.300 m.s.n.m), zona montañosa y lluviosa. Pasamos Cosanga y el río del mismo nombre, para descender a Cotundo y Archidona (730 m.s.n.m), camino a Tena se observa el río Misahuallí (690 m.s.n.m) que desemboca al Napo, pronto llegamos a Misahualli, sintiendo calorcito y la frondosa vegetación de la selva ecuatoriana. En Tena visitamos la fundación Jatun Sacha que prometimos caminar al otro día, pero no fue posible. Misahuallí, es un poblado pequeño a orillas del río Napo, en la plaza principal se observan los monos, son los dueños del parque, traviesos, curiosos y ladrones, pues les agrada quitar objetos, alimento a los turistas. Pero una gran diversión.


El Martes, el guía Eduardo, nos lleva hacia la lancha en la cual navegaremos por el río Napo, nos entrega los chalecos y a disfrutar del selvático paisaje. Antes nos había solicitado llevar botas pantaneras para protegernos de animales y por lo pantanoso del suelo, botas que conseguimos a 8 dólares. Ya en el río Napo, se observan pobladores lavando oro, y construcciones extranjeras para los turistas. A eso de las 10 a.m., llegamos a Sinchi Sacha (selva fuerte) a realizar una caminata por la selva, vamos a caminar (purina en quichua); Eduardo nos comenta sobre el tipo de vegetación que pertenece a selva secundaria (520 m.s.n.m), pues ya esta intervenida con cultivos de cacao blanco, el cuál es alimento para los indígenas de la zona, el árbol del pan, el aguacate de la selva, se observan heliconias y el pambil, la palma caminante que cada año se traslada un poco. Nos comenta que los indígenas realizan la caza, entre las 3 p.m y 5 p.m, ubican una trampa o chapana para capturar armadillos y venados. Continuamos observando flora; unguragua, palma de aceite, cuyas ramas son utilizadas como escoba, capirona una clase de madera apetecida por los pobladores, ñaguarpanga, hoja de sangre. Entre comentarios y observaciones terminamos la caminata a la 1 p.m (540 m.s.n.m).

Almorzamos en Punta Ahuano, y de allí partimos, en lancha por el río Napo, al sitio de recuperación de fauna silvestre, Yaku Amarun, administrado por extranjeros y guías nativos. Un recorrido interesante donde se observaron varias especies de monos y aves, entre otros.

Bueno, el miércoles, vamos nuevamente a caminar. Eduardo nos lleva por el Río Napo hasta el sector Latas, recibe este nombre por el material de construcción en forma de lajas. Al llegar allí, comienza a llover, fuertemente. No importa con nuestros impermeables tomamos un camino empedrado paralelo al río Umbumi, nombre de una clase de pescado que se da en el río. Luego, regresamos al río Napo a visitar una comunidad indígena de la zona, donde tomamos, guayusa, hierba para levantar el ánimo y soportar el frío, la ropa húmeda que llevábamos. Nos mostraron la elaboración de la chicha de mañoco (yuca), la cual se fermenta con camote de un día para otro, varios días (5) en fermentación, emborracha, comenta Eduardo. También aprovechamos para realizarnos una limpieza espiritual con el chamán de la comunidad; bueno, Elkin, Amparo, John, y Lucho. Una ceremonia para nuestro recuerdo y valoración personal.

El jueves, amanecimos en Baños, en el Hotel El Marqués, un cambio total, en plena semana santa, un pueblo turístico por excelencia, ubicado en la parte baja de un volcán. En la noche, tuvimos la oportunidad de subir en chiva al mirador Bellavista donde se observa la panorámica de Baños, allí los guías nos comentaron la historia de este pueblo relacionada con las erupciones del volcán Tungurahua (5.016 m.s.n.m) en 1999, cuando empezaron. Era un volcán de forma cónica, con una capa de nieve en lo alto, que se ha venido derritiendo, cambiando la forma del cono y del cráter.

Listos, a subir al Tungurahua, bueno hasta el refugio situado a 3.800 m.s.n.m, más arriba, la ladera se vuelve mas empinada y para escalar hasta el cráter depende de la situación del volcán. Como caminantes expertos, lo haríamos con un mapa y la guía de Elkin. Preguntando y preguntando por el sendero que nos llevaba al Tungurahua nos encontramos con nuestro guía local, César Armendaris, quién con su amigo Bosco iban a arreglar el sendero de la virgen y dejaron sus herramientas y en un momento nos organizaron para subir al refugio. En camioneta, César nos condujo a Pandoa, hasta encontrar la trocha. Con las provienes sugeridas por César, chocolate y agua, nos decidimos a subir. La camioneta regresaría por nosotros a las 3 p.m. Se observa el río Pastasa que recorre a Baños, y aldeas, como Lligua, en la montaña frente al Tungurahua, en quichua significa “garganta de fuego”.

Una caminata que comienza con un canalón en tierra negra y rodeado de abundante vegetación para luego llegar a un potrero y volver a retomar el canalón que nos llevaría hasta el refugio, caminamos aproximadamente 9 Km. en ascenso continuo hasta llegar a 3.800 m.s.n.m. Bajamos a eso de las 3 p.m y después de un estiramiento, nos dirigimos en la camioneta al inmenso cañón del río Pastasa, a disfrutar de las espectaculares caídas de agua; san Pedro, Inés María y el Pailón. Luego a ver la cascada considerada una maravilla del mundo en el Parque Sangay, el Pailón del Diablo, territorio del Volcán Sangay (5.230 m.s.n.m), uno de los más activos de los Andes. Y realmente es maravilloso, inmenso, con gran fuerza, un espectáculo natural.

El viernes santo caminamos a los Termales El salado, disfrutando del pueblo, los turistas, los pobladores. John y Nubia decidieron tomar el sendero de la virgen, más exigente por el ascenso. En la madrugada, Amparo, Martha, Nubia y Liliana se levantaron (5 a.m) a ver la llegada de la gente que venia en caminata de Ambato a adorar a la Virgen de Agua Santa en su Basílica. Los pobladores tiene gran devoción por la virgen, en el interior de la Basílica hay cuadros que representan sus milagros con explicaciones de los hechos. Se podía observar campesinos, indígenas con sus trajes tradicionales; la falda larga y negra, con los collares en las mujeres; los hombres de pantalón y camisa blanca, con un poncho negro. Con cobijas se habían dormido o acomodado en la Basílica, en el parque Principal, era impresionante la cantidad de personas. Liliana comento una frase que había escuchado en la misa, al padre y Lucho, la completo como un caminante; “Partir es un acto de fe, caminar es un acto de esperanza y llegar un acto de amor”. Considero una frase que nos identifica en esta excursión tan bendecida por las maravillas naturales y las gentes que nos han recibido, entregándonos con amor sus paisajes, saberes y amistad.

Emocionados, nos hemos levantado a las 5 a.m (sábado) para viajar por carretera hasta Alausí, último lugar por el que pasa el tren antes de descender por la famosa nariz del diablo. Carlos Garzón, nuestro guía para esta aventura nos recoge en el hotel. En el camino nos comenta de los Volcanes de este sector de Ecuador, El Cotopaxi (cuello de luna) y El Chimborazo (cola grande) también del Carihuairazo (Hombre grande) y del sendero del Lobo que se puede caminar en tres días. Después de un buen desayuno y una larga espera, el tren comienza su viaje a la nariz, desciende de Alausí a Sibambe (estación férrea) a través de un desafiante tramo de vías, al acercarnos a la nariz ( roca inmensa) el trayecto es en zigzag, hacia delante y luego en reversa. Este tren se construyó con el objetivo de unir a Guayaquil, capital económica de Ecuador con Quito, capital administrativa. Se inició en 1899, en Guayaquil, hasta llegar a Sibambe, donde la línea se encontró con una empinada ladera andina de roca sólida (forma de nariz del diablo), para ascender 1.000 m hasta Alausí, situada a 2.607 m, una hazaña ferroviaria. En 1908 llego a Quito, después de cruzar la avenida de los volcanes.

La sorpresa y regalo de la excursión llego con la ida al Chimborazo, no solo es la montaña mas alta del ecuador (6.310 m.s.n.m) sino que, debido al abultamiento del ecuador terrestre, es el punto mas alejado del centro de la tierra. Escalarlo es una aventura sólo apta para montañistas con equipo de escalada para hielo y nieve. Esta dentro de la reserva de producción faunística Chimborazo. Se puede llegar hasta el refugio en carro si la nieve lo permite, que fue lo que realmente paso, cuando sentimos como caía la nieve no lo podíamos creer, el frío intenso y el paisaje, sin palabras. Siento que cada uno (a) lo disfruto a su manera, los mas atrevidos, caminaron por el hielo y la nieve que no permitía verlos (John, Amparo, Lucho, Nubia, Liliana y Elkin). No se puede olvidar el paisaje antes y después del Chimborazo, parecían retazos (cultivos) de varios colores, la agricultura es una actividad importante en Ecuador y gracias al gran porcentaje de población indígena y campesina que existe.

El domingo, partimos para el Cotopaxi, en transporte urbano nos trasladamos a Machachi donde nos recogerían. A eso del mediodía nos trasladamos a Santa Ana de Pedregal. En la Tarde, después de un nutrido almuerzo, viajamos rumbo al Rumiñahui (4.712 m.s.n.m), el cuál no se visualizaba desde el hostal por la neblina, a medida que se avanzaba se podía observar. El Cotopaxi 8(5.897 m.s.n.m) no se veía. Una caminata rodeada de granjas de ganado lechero, caballos y neblina. Comentaban que allí había toros de lidia, los cuales no permitieron subir más, estar cerca al Rumiñahui. La noche, con velas y vino nos permitió comentar los mejores momentos de la excursión para cada uno(a) y planear las próximas, soñar y viajar, volver a Ecuador es un placer del caminante uandulli.

En la mañana del lunes, a eso de las 5 a.m; Elkin nos levantó para que miráramos la belleza que teníamos en frente de la posada, El Cotopaxi (cuello de luna) en todo su esplendor, se observaba su pico de nieve, las estrellas y la luna, un espectáculo que no sé como describir, simplemente sentí deseos de dar gracias por ese instante, una emoción intensa que permanecerá en mi recuerdo por siempre. Además del Cotopaxi, se observaba, al lado derecho; el Rumiñahui (4.712 m.s.n.m), Illiniza sur y norte, al lado izquierdo; Sincholagua (4.898 m.s.n.m) y Antisana (5.758 m.s.n.m). Bueno, se acercaba la hora de partir para el aeropuerto, Arturo Sánchez, llegó en su camioneta a recogernos para llevarnos a Quito. Partimos de un hermoso país andino, con recuerdos, imágenes y momentos espectaculares, con el deseo de poder volver.
Gloria Vanegas
caminante uandulli

Relatos de Roberto Carrasco, guía ecuatoriano.

En el viaje camino a San Antonio de Ibarra disfrutamos de la agradable y nutrida conversación de Roberto, una sencilla orientación de la organización territorial de Ecuador era necesaria para entender, cuando se refería a una parroquia y veíamos un pueblo; pues sucede que las provincias (departamentos en Colombia) están formadas por cantones y estos por parroquias (municipios en Colombia), que a su vez la forman las comunidades o añejos. Luego íbamos por el cantón Cayambe (de la provincia Pichincha), dedicado al cultivo de flores, se observaban los canchones (invernaderos) a lo largo de la vía. La parroquia Calderón, nos comentaba Roberto, era famosa por sus figuras en mazapán y la celebración particular el día de los difuntos, 2 de noviembre, donde los pobladores (descendientes indígenas), en ese día llevan comida al cementerio para sus seres que han muerto, platos de cuy, gallina y preparan la colada de mora; se muele maíz negro y se le añade harina, laurel, azúcar, piña, babaco (una fruta), uvas y durazno. Una comida de los dioses.
Luego, observamos el Río Mindo, al otro lado el Rucu Pichincha (Volcán). Comentaba Roberto que allí, hay una laguna encantada dentro de la reserva Mindo, el cual es un bosque primario protegido por el estado. Pasando por el río Guayllabamba, nos hablo de Santo Domingo de los colorados, tierras muy fértiles, adquiridas por colombianos, luego ahora era “Santo Domingo de los colombianos”.
Roberto continúa hablando ahora de las ruinas de Cochasquí, donde existen unas pirámides en tierra, cuya base esta formada por cráneos de los indios caranquis (caras) que fueron asesinados en guerras por territorio, entre culturas indígenas.
Pensando en el almuerzo, nos comenta que podemos adquirir por 8 o 10 dólares una fanesca, plato típico elaborado con granos (zapayo (ahuyama), chochos, mellocos, fríjol, arveja, garbanzo, habas), pescado (Bacalao) y papa.
Llegando a Cayambe nos habla de la Laguna Yaguarcocha (Quichua), “lago de sangre”, donde murieron 40.000 caranquis o caras masacrados por los incas y arrojados al lago, según la leyenda, esto provocó que sus aguas se volvieran rojas.